NUESTRO NIÑO INTERIOR, es la forma más pura de nuestro mundo emocional, de nuestro SER. Es quien conserva la pureza del Ser, la conexión con lo Divino. Jesús dijo : "Dejad que los niños vengan a mi " y a ésto se refería, a nuestro SER más puro, tengamos uno o cien años.
Como adultos, en nuestra personalidad, tenemos un mundo emocional marcado por distintas experiencias de nuestra infancia, desde nuestro nacimiento; que fueron formando nuestra identidad.
Tenemos hermosos recuerdos de lo que vivimos con alegría, pero grabados a fuego, de forma indeleble; las experiencias traumáticas y condicionamientos que son los que ahora como adultos nos hacen repetir errores y nos generan conflictos.
Nuestro Niño Interior se sintió desamparado, está herido y reacciona a los estímulos que se van presentado generando temor, este nos lleva a las emociones negativas, angustia, desconfianza, carencia, inseguridad..., ese niño siente un gran vacío. Por miedo a no sentirse amado se fue condicionado a los mandatos familiares y de la sociedad, a lo que le decían era lo mejor, a lo que querían los otros y a las expectativas que los demás ponían en él.
Tenemos hermosos recuerdos de lo que vivimos con alegría, pero grabados a fuego, de forma indeleble; las experiencias traumáticas y condicionamientos que son los que ahora como adultos nos hacen repetir errores y nos generan conflictos.
Nuestro Niño Interior se sintió desamparado, está herido y reacciona a los estímulos que se van presentado generando temor, este nos lleva a las emociones negativas, angustia, desconfianza, carencia, inseguridad..., ese niño siente un gran vacío. Por miedo a no sentirse amado se fue condicionado a los mandatos familiares y de la sociedad, a lo que le decían era lo mejor, a lo que querían los otros y a las expectativas que los demás ponían en él.
Tenemos que vivir en el AQUÍ Y AHORA, el pasado ya pasó, el futuro no llegó, pero los conflictos del hoy, son versiones actualizadas del pasado que nos lastimó, por lo que tenemos que traer al presente, para corregir y sanar desde el amor, esos modelos mentales grabados y así lograr la transformación y la felicidad que nuestro Niño, Nosotros; nos merecemos, ya que Nosotros Somos Nuestro Niño.
Aprehendimos (teníamos prendidas, hendidas), muchas cosas que hoy debemos des aprehender, para sanar y recuperar la relación con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Nos hacemos cargo y dejamos de proyectar en las situaciones y en los demás nuestras desgracias.
Tenemos en nosotros, en nuestro interior todas las respuestas a nuestras preguntas y cuando logramos descubrirlo podemos elevar nuestra autoestima, saber quienes somos, que queremos y hacia donde nos queremos dirigir. no dejamos que nadie mas guíe nuestra vida, tomamos nosotros las riendas para avanzar en el camino que elegimos, tenemos la capacidad de poner límites sanos, de manejar los conflictos y también de negociar con los demás, sabiendo que somos capaces de enfrentar nuestro presente.
Tenemos en nosotros, en nuestro interior todas las respuestas a nuestras preguntas y cuando logramos descubrirlo podemos elevar nuestra autoestima, saber quienes somos, que queremos y hacia donde nos queremos dirigir. no dejamos que nadie mas guíe nuestra vida, tomamos nosotros las riendas para avanzar en el camino que elegimos, tenemos la capacidad de poner límites sanos, de manejar los conflictos y también de negociar con los demás, sabiendo que somos capaces de enfrentar nuestro presente.
Las situaciones que no podemos resolver, que nos angustian, deprimen, paralizan, enojan, etc., se dan al revivir situaciones que en el pasado no podíamos enfrentar por ser niños y ahora como adultos pero con un niño herido, nos vuelven a paralizar, nos sentimos indefensos. El dolor que tiene el niño tiene que ver con humillaciones, abusos de poder o de cualquier otro tipo, de descuido, agresiones u otras situaciones que lo angustiaron.
Hay partes en nosotros, en nuestro inconsciente que quedaron inconclusas y ahora están buscando completarse. Cuando estamos en crisis nuestro Niño nos está haciendo un llamado de atención, nos reclama ayuda, quiere sanarse a través de nuestro amor por él, quiere dejar de tener miedo.
El miedo a perder que le generó inseguridad y le puso una máscara de soberbia, orgullo, intolerancia, autoritarismo....
El miedo a enfrentar que lo llevó a sentirse víctima, indeciso, tímido, cobarde, inferior, se autodestruyó.
El miedo al abandono, que lo hizo ser posesivo, manipulador, celoso, vanidoso, sobreprotector, con baja autoestima.
El miedo a la muerte, que lo volvió desconfiado, apegado a personas o cosas materiales.
No hace falta ser perfectos o querer modificar lo que no nos gusta de nosotros mismos desde el control, ya que de esa forma surgirán inconscientemente reacciones instintivas negativas. Pero si lo hacemos desde el consciente, con amor, aceptación y comprensión, sanaremos el pasado en el momento presente, nuestro Niño Interior se sentirá sin miedo, amado, contenido y podremos ser adultos felices capaces de, como dijimos; llevar las riendas de nuestra propia vida, aceptar también las ¿"Imperfecciones"? de los demás y a su vez poder criar a los Nuevos Niños con Amor, Aceptación y Comprensión, desde nuestro propio aprendizaje
En los Talleres de Sanación de Nuestro Niño Interior, a través de meditaciones guiadas con visualización, volvemos al útero para tener un nuevo nacimiento, y a cada etapa significativa de nuestras vidas para poder sanar a ese niño que fue lastimado, de esa forma podremos descubrir que quiere Nuestro Niño, que juego quiere jugar y por sobre todo vamos decirle y repetirle que lo amamos para que pueda sentirse completo y feliz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario